Esta mañana recibía un email de Javier G. dándome las gracias por no vulgarizar a la Calzada, que por ser la de menor tamaño de las águilas no era menos importante. Cuánta razón tiene!!!
(Javier G. - http://lanaturalezaquenosqueda.blogspot.com.es)
Cuando llegué a Ávila en 1995 para comenzar un estudio de rapaces todavía no sabía sobre qué especie iba a trabajar. Una de las condiciones para realizar mi Tesis Doctoral era encontrar una especie que tuviera aspectos desconocidos, que no hubieran sido antes investigados. Revisé y leí todo loque cayó en mi mano, y al final decidí que fuera el Águila Calzada. Una especie de la que se sabía poco aunque ya era abundante en la década de los 80 en ele Centro de España.
He trabajado y visto en la naturaleza a la más grande de las rapaces ibéricas: la Real. También la más representativa de nuestro país y símbolo de nuestros montes mediterráneos: la Imperial. He visto en mis campo de Levante a la Perdicera. He observado a Culebreras, Azores, Gavilanes, Ratoneros, Milanos, Cernícalos.... A todos; hasta la Pescadora y el Abejero. Pero cuando uno asiste en la primavera a la llegada de las Calzadas, algo se le despierta en su interior y tiene la necesidad de ir a ver el espectáculo que nos tienen reservado: La magia en el aire. Ninguna otra rapaz puede hacer lo que hace esta Reina del Aire.
Dejamos en los últimos posts a la calzada recién llegada de sus cuarteles de invernada, recuperándose de esos viajes que sobrepasan los 3000 kilómetros pasando desiertos, Estrecho, inclemencias, depredadores... Ya teníamos sus fechas de llegada en algunas de las provincias donde mayor seguimiento le hemos hecho. Y también vimos como señalizaban sus nidos al llegar, se cantaban y empezaban a advertir a sus presas de su llegada. Ahora vamos a pasar a cómo las Calzadas marcan sus territorios.
Aprendí muchísimo de las lecturas de aquellos primeros artículos científicos sobre la especie en España y Francia (Iribarren, Rodríguez Arbeloa, Jacques Carlon...). Voy a recoger lo que dice Iribarren sobre los vuelos territoriales. La idea de estos vuelos es marcar el espacio que una pareja de calzadas considera suyo, y transmitir al resto de parejas y rapaces, que ese territorio tiene dueño. Como veremos, las Calzadas son muy sociables entre ellas, sobretodo con las rapaces vecinas con las que realizan vuelos territoriales. Es como visitar a sus vecinos y conocer sus territorios mientras sus dueños te lo enseñan. Vamos como hacemos los humanos cuando enseñamos nuestras casas a familiares y amigos.
Los vuelos territoriales podemos observarlos al inicio de la estación reproductora de las Calzadas en nuestro país pero también los observamos, realizados sólamente por el macho, en el mes de septiembre antes de comenzar la migración postnupcial como una forma de señalizar de nuevo su territorio y marcarlo para el año que viene. La hembra en esas fechas posiblemente ya ha marchado y no participa en este comportamiento. Los vuelos territoriales comienzan en la primera semana de abril, más concretamente en el Valle del Tiétar van desde el 30/03 hasta el 22/04 en las parejas más tardías.
Sin más preámbulo os relaciono los que decía Iribarren sobre los vuelos territoriales de las Calzadas. Una explicación magistral. Sólo me queda que transcribirlo como él lo contó, y si puedo, añadir algo:
Una vez que las águilas calzadas llegan a su territorio de nidificación, patentizan su presencia mediante un comportamiento llamativo tanto en vuelo, como posadas. Para ello, y según nuestras observaciones, es capaz de utilizar varias pautas de esta conducta.
1. Ejecución de vuelos conspicuos con posturas ritualizadas. El vuelo básico territorial está compuesto por ascensos y descensos rápidos que el ave puede realizar casi en el mismo punto o bien desplazándose, con lo que resulta un vuelo pendular o festoneado. Estos dos movimientos son los básicos y pueden ser el resultado de un vuelo de ataque en picado para el descenso y otro quizá de huida en el ascenso, vuelos que fueron posteriormente ritualizados. Estos vuelos descritos se desarrollan con gran énfasis. La postura en el descenso consiste en la adopción entre cuerpo y alas de una silueta muy parecida a un corazón o a un "fer de lance", de acuerdo con la literatura francesa.
FOTOGRAFÍA: Stephen Daly© |
La silueta en los ascensos se parece a una W. A este tipo de vuelo básico y realizado con una gran tensión nerviosa, a veces, se añaden otros movimientos como giros sobre el eje del cuerpo en los descensos o un rápido batir de alas en los puntos bajos del festón en onda, acompañados también, a veces, de emisiones vocales con gritos kli-kli-kli-. Estos vuelos conspicuos territoriales que se observan sobre los bosques de nidificación de las águilas calzadas pueden ser ejecutados por uno de los miembros de la pareja, o por los dos conjuntamente. Si estos vuelos son ejecutados por los dos, suelen derivar, sobre todo cuando la época propiamente reproductora llega, en vuelos pareados del macho sobre la hembra que muy frecuentemente acaban en cópula. En raras ocasiones hemos observado vuelos pareados en los que la hembra se vuela con las garras hacia arriba y es prendida por el macho con entrelazamiento de las garras de ambos y de esta forma, caen dando vueltas hasta llegar a las copas de los árboles donde se separan. Hemos observado que estos vuelos conspicuos, tanto territoriales como nupciales, se realizan con más intensidad y frecuencia en parejas jóvenes con al menos uno de ellos primerizo.
FOTOGRAFÍA: Juan Lacruz © |
FOTOGRAFÍA: Juan Lacruz © |
Muchas veces la caída del macho en punta de lanza o en corazón se continua en la entrada en el bosque donde tiene ubicado el nido, casi en la vertical de éste, lo cual nos orienta a encontrar el nido elegido para la puesta.
2. Con vientos de ladera de una cierta intensidad, las águilas calzadas se quedan prácticamente cernidas en el aire inmóviles sobre el territorio de nidificacion, a buena altura, con lo que son fácilmente visualizables. Esta pauta de conducta que no tiene que ver con la caza y alimentación parece servir también, para demostrar la presencia de uno de los miembros de la pareja, o de los dos en un determinado territorio de nidificacion de águilas calzadas. Este procedimiento serviría a las águilas calzadas para visualizar a los individuos o parejas de las proximidades y a ser asimismo visualizadas por sus vecinos. Hemos observado que con frecuencia cuando un águila calzada o una pareja realizan vuelos conspicuos de carácter territorial o se ciernen sobre sus territorios, las águilas calzadas de las proximidades comienzan también a realizar sus vuelos conspicuos, patentizando todas su presencia en sus territorios respectivos.
FOTOGRAFÍA: Juan Lacruz © |
Se ciernen como lo hacen los Cernicalos, quietas en un punto jugando con el viento que asciende por la ladera. Recordar que las Calzadas presentaban dos luces de aterrizaje a ambos lados del cuello que les permiten señalizar a otras rapaces en estos vuelos de su presencia.
3. Cuando no hay viento y sobre todo, en días de sol, cuando éste se encuentra a poca altura sobre el horizonte, las águilas utilizan un tercer procedimiento "presencial" que consiste en colocarse posadas en lugares visibles, con su pecho cara al sol; de tal forma que pueden ser detectadas desde muy lejos. Es de advertir que según estudios luminotécnicos, el color que mejor se visualiza sobre un fondo verde es precisamente el blanco. Un águila calzada posee de esta forma un gran efecto semafórico. Este comportamiento conspicuo presencial se pone de manifiesto porque cuando el águila se intranquiliza o se siente observada, rápidamente gira dando la espalda al observador, volviéndose críptica. Este hecho lo hemos notado con muchas observaciones, concordando con el comportamiento del petirrojo, que también da la espalda al observador si es intranquilizado, sustituyendo su pecho anaranjado, que es conspicuo contra el fondo verde, por su espalda de color verde oliva y por tanto críptica. Este sistema de semáforo utilizado por el águila calzada lo pone en práctica generalmente el macho, que posee un pecho muy blanco, mientras que la hembra lo tiene ocráceo. Este efecto de indicación presencial semafórico lo hemos observado en cuatro especies mediterráneas, cuyo pecho es muy blanco: el águila calzada, el águila perdicera, el águila culebrera, y el alcaudón común.
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FOTOGRAFÍA: Juan Pablo Fuentes © |
Los tres sistemas descritos para evidenciar su presencia en determinado territorio servirán para reivindicarlo, impidiendo su ocupación por otros individuos de su especie, y asimismo para la atracción de un presunto miembro de la pareja, suponiendo que el propietario del territorio no tenga pareja.
Si definimos el territorio de un ave como el espacio defendido por él, las águilas calzadas poseen en realidad un territorio cuyos límites dependen primordialmente del tamaño y estructura topográfica del bosque. Si se trata de pequeños bosques, con límites netos, en los que existe una sola pareja de calzadas, la defensa del territorio suele limitarse a los límites del bosque o poco más. En lugares mayores y homogéneos donde anidarán más de una pareja de águilas calzadas, los límites precisos y definitivos los marcarán las hembras con vuelos pendulares simultáneos de las hembras vecinas, de gran intensidad e insistencia sobre todo cuando se trata de parejas cuyos nidos estén muy próximos.
Hemos observado que los nidos pueden estar muy próximos cuando existe algún montículo o cresta entre ellos, de tal forma que cuando las hembras están echadas en sus nidos no pueden verse. Sin. embargo una vez establecidas las parejas, hay una mayor tolerancia, de tal forma que en varias ocasiones hemos observado cómo el macho de una pareja sobrevoló el territorio de otra pareja limítrofe sin ser atacado. Esto puede también ser explicado porque el macho de la segunda pareja no se encontraba en su territorio de nidificacion, ya que hemos observado que los mecanismos de marcado de los territorios y de repulsión, son de macho a macho y de hembra a hembra.
En el Valle del Tiétar este hecho es muy notable. A veces hay parejas a tan solo 100-200 metros de distancia pero que han ubicado sus nidos en laderas opuestas, con orientaciones diferentes.