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sábado, 28 de septiembre de 2019

My life among the wild birds in Spain

WILLIAM WILLOUGHBY COLE VERNER (22 de octubre de 1852 - 25 de enero de 1922), en su libro «My life among the wild birds in Spain» (Mi vida entre las aves silvestres en España, contiene interesantes crónicas de las incursiones ornitológicas de este afamado militar británico en la España de principios del pasado siglo XX. Aunque el libro fue editado en 1909, recoge las andanzas de este coronel británico, escritor y ornitólogo e inventor de un tipo de brújula, por nuestras tierras. En el capítulo IV, Through the Woodlands, dedica el Capítulo III a la culebrera y a la calzada. Puede obtener el libro original, en inglés, en una página por internet. Merece la pena tenerlo.

Según nos dice, conoció por primer vez a las calzadas en 1875, en unos alcornocales cerca de Gibraltar. Nos indica que en aquella época, los nidos de calzadas se localizaban a poca altura en los árboles, cerca de las cimas de las laderas. Anota ya aspectos como el tamaño de puesta (1-3), gran diferencia en la fenología entre las parejas, la limpieza en los nidos, la facilidad en la salida de los nidos hacia abajo para rápidamente coger altura y volver al nido, anota a los conejos y a los lagartos como piezas principales de la dieta. Habla también de sus experiencias criando calzadas, tres jóvenes extraídos del nido, los cuales comían bien de la mano aunque más tarde según dice, desarrollaron característica aquilina de amilanarse. Fruto de semanas de trabajo, consiguió que comieran delante de él, volarlos... Interesante es el relato que hace de su vuelta a Inglaterra en el buque P&O Lombardy, donde perdió a uno de los jóvenes. Hay que ir teniendo en cuenta estos documentos, para ver que calzadas expoliadas siguen habiendo, moviéndose por Asia, África, Europa..., que se sueltan, se escapan... y pueden pasar al entorno natural.
FOTOGRAFÍA: P&O LOMBARDY_1873
STEAM NAVIGATION COMPANY

Sí que resulta extraño, que habla de culebras como presas favoritas. Por mis experiencias, las culebras nos les gustan mucho, al picotearlas los jóvenes, la desechan. Otra de las cosas interesantes, que también me ha pasado a mí, es como uno de los adultos en una de las subidas a los nidos, vino y se colocó en postura desafiante a tan solo 9 metros del observador. Yo en 25 años de seguimiento y acceso a los nidos de calzadas, solo he visto este comportamiento en un solo caso.