La muerte de cualquier ejemplar de águila calzada, es una triste y mala noticia. Por desgracia, cuando el ejemplar que se pierde es un adulto reproductor, la gravedad es mayor debido al gran valor de estos ejemplares. Además de unas altas tasas de mortalidad juvenil, el retraso del primer intento reproductivo en la especie, así como el número de años en los que se están reproduciendo, hace que la pérdida de un adulto ocasione un año sin cría en el territorio, y en los casos peoresun abandono del territorio durante años.
Esta semana, durante las jornadas de prospección de los terriorios controlados dentro del área de estudio del PROYECTO PENNATUS, localicé a unos de los miembros de la pareja reproductora que conocíamos desde 2023 en Aldeamayor de San Martín. No tenía indicios de depredación ni fracturas. Estaba muerto debajo de posadero de la pareja, cerca del nido. El otro ejemplar de la pareja, estaba en el posadero, reclamando. En una primera inspección visual parecía un ejemplar macho, aunque se extraen plumas para confirmarlo con pruebas de ADN. Esperemos que dé tiempo de que se pueda reponer a este ejemplar, y aunque no haya cría, se puede establecer los vínculos de pareja, y el territorio se mantenga para 2023.
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