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jueves, 13 de mayo de 2021

MARCAJE DE AVES, ANÁLISIS DE MÉTODOS

El estudio de las aves tiene como objetivo el conocimiento de su biología, comportamiento, rutas migratorias, zonas de invernada... los cuales nos ayuden a poner en marcha medidas de conservación de aquellas especies que están sufriendo las consecuencias del desarrollo humano y la transformación del hábitat. La investigación en ornitología, también debe afrontar el análisis de los métodos que se utilizan para obtener los datos necesarios para esa conservación. Aprovecho para recoger la reflexión que hace el Ornithological Council acerca de este aspecto: no solo se deben minimizar los impactos que se derivan de la investigación de las aves para garantizar la validez de los datos, sino también somos conscientes de que nuestras investigaciones y métodos, además de ser examinados y juzgados por organismos, instituciones, también lo será por revistas y por el público en general.

Las técnicas y recursos disponibles para el estudio de determinados aspectos de las aves, han ido evolucionando a medida que se iba ampliando los conocimientos sobre la biometría de éstas (longitud alar, ancho alar, superficie alar, peso), metodologías de colocación, materiales, etc. Uno de los primeros artículos publicados sobre marcaje alar, fue en 1963 por Anderson en The Journal of Wildlife Management titulado "Patagial Tags for Waterfowl". Un trabajo publicado hace casi 60 años!!! En este trabajo, se utilizaban marcas alares plásticas semirrígidas insertadas en el patagio por un piercing de níquel-cromo en ánade azulón (Anas platyrhynchos), eider común (Somateria mollissima) y gallineta común (Gallinula chloropus). Aún con todas las deficiencias en aquellos años en cuanto a marcaje y materiales, el autor reconoce que es un buen método para el estudio de estas aves, no encuentrado en las aves trampeadas daños en las alas. Las especies marcadas aceptaban rápidamente las marcas llegando a atusarlas como plumas. Según el autor, la influencia de las marcas en la mortalidad es desconocida siendo las 10 muertes producidas por causas naturales; en esos casos, las marcas facilitaron la detección del ave con respecto a las aves que solo llevaban anillas. Tanpoco encontró un menor éxito en la reproducción de las aves marcadas. Algunas recomendaciones que se dan en ese artículo: cuidado con capturar Eiders que estén ya en proceso de incubación, y los materiales a utilizar, ya que los problemas leves que había detectado fueron como consecuencia de una arandela demasiado grande, y haber dejado poco espacio entre la marca y el patagio.

Pollo de Eider (Somateria mollissima) anillado en Flatey Island (Islandia)

Una de los recursos que tenemos para dar a conocer nuestras investigaciones, proyectos de conservación y problemas detectados en determinadas especies, son las redes sociales y blogs: Facebook, Twitter, Instagram. Es un arma dedoble filo, ya que además de los beneficios innegables que nos brindan, son también el punto de encuentro de determinadas personas que desconocen un tema, y que en vez de preguntar y aprender de las personas que se dedican a ello, prefieren difamar, mentir, desprestigiar... a biólogos, naturalistas, científicos, investigadores. Lo peor de todo esto, son dos cosas:

  1. Que se anime a estas personas, grupos y colectivos a actuar con esa falta de respeto, con argmentos peregrinos, pensando qué son ellos los expertos, tecnicos... y 
  2. Que se sesge la información disponible para justificar una posición o defender un método de trabajo o de marcaje.
Cansado ya de la crispación que se genera cada vez que se defiende una postura en este país, comienzo una serie de posts donde intentaré recoger los trabajos que recogen afecciones de los métodos de anillamiento y marcaje disponible para el estudio de las aves. Dentro de mi experiencia con el águila calzada, hablaré en el apartado dedicado a las marcas alares, de los datos que dispongo con este tipo de marcaje desde 1998. Lo que tenemos que tener claro, es que no hay nadie que esté en posesión de la verdad al 100%, ni que su método sea el mejor, el que no ocasiona afecciones. El que parte de esa base, está equivocado, y hace un flaco favor a la ornitología e investigación. El que parte de la base, de que todos sus comentarios, conclusiones, formas de trabajar, anillar, etc., es la mejor y sin errores, se equivoca también. Vuelvo a citar al Ornithology Council, el cual reconoce que el uso de métodos por parte de los investigadores en el estudio de las aves, entrañan algún riesgo de daño, molestia, incluso cuando se utiliza correctamente. No hay nadie infalible, ni método y metodología cien por cien inocua.

Creo que el debate es enriquecedor, siempre y cuando partimos del respeto y con todos los datos disponibles, sin sesgos, sin obviar estudios, ni desprestigiar a investigadores y compañeros que llevan muchos años en este campo, trabajando muchos/as de ellos/as sin recursos, dedicando tiempo que les queda libre después de su jornada laboral, siempre con el mayor respeto y cuidado con los individuos que manejan. Es difícil opinar de algo sin conocerlo, sin haberlo hecho; es fácil criticar, eso lo sabe hacer cualquiera. En estas últimas semanas, he tenido que leer argumentos de lo más peregrino y absurdos para defender puntos de vista irracionales. El último ha sido que los biólogos soltamos búhos reales que acaban con los peregrinos; mira que había leído que habíamos soltado topillos, culebras, lobos, zorros, pero esto de los búhos ha sido genial.

No es que lo diga yo, un gran número de profesionales, investigadores, técnicos, ornitólogos, centros de recuperación, asociaciones... tienen, y así lo han expresado a nivel de publicaciones, emails, conversaciones, que ningún método es malo por sí mismo. Todos los métodos que disponemos (anillas metálicas, PVC, marcas alares, collarines, emisores) son útiles para el conocimiento de las especies; no podemos ir en contra de métodos porque no son el que utilizo yo. Cada especie presenta unas singularidades, las cuales deben conocerse para buscar el mejor método de marcaje, el cual ofrezca los datos que se necesita el investigador sin ocasionar daños a los ejemplares. No es lo mismo el anillamiento y marcaje de una anátida, cigüeña, buitre, águila o cernícalo; cada especie presenta una biometría, peso, edad, actividad, habitat, tipo de vuelo, incluso comportamiento, que puede hacer que un método sea incorrecto o que no aporte los datos que se buscan. Por ejemplo, en el caso del águila calzada, las anillas metálicas y PVC no aportan datos de los ejemplares, no son visibles debido a la abundancia de plumas en los tarsos, las cuales tapan parcial o totalmente las anillas y/o caracteres/dígitos; por el contrario, las marcas alares y los emisores si que nos permiten obtener determinados datos. De ahí que sería necesario, seleccionar los métodos que minimicen los impactos sin poner en peligro la capacidad de recopilar los datos necesarios para responder a la pregunta de que se formula el investigador.

Pollos de halcón de Berbería con anilla metálica (tarso derecho) y anilla PVC amarilla con código
 alfa-numérico (tarso izquierdo) en islas Canarias - Grupo de Ornitologia e Historia Natural de las islas Canarias (GOHNIC) - Información de avistamientos enviar a Manuel Siverio (msiverio@gohnic.org)

Otro aspecto a tener en cuenta a la hora dedecantarse por un método u otro, son los recursos económicos. Como es lógico, si no se tuvieran limitaciones económicos, se optaría por la colocación de emisores GPS/GSM en la mayoría de las aves. Al no poder disponer de esos recursos, hay que optar por un método que sea asequible económicamente, que no implica un mayor esfuerzo al propiamente del anillamiento, y que aporte los datos que buscamos. Por último, y no por ellos menos importante, existen otras variables importantes a tener en cuenta a la hora del anillamiento y marcaje. Dentro de este grupo, estaría la experiencia del anillador en la actividad con esa especie, método empleado a la hora de la colocación, y el material utilizado (plásticos, vinilos, PVC, nylon, metal, tamaño, superficie, peso, coloración). El anillamiento y marcaje ha evolucionado bastante desde mediados del siglo pasado, sobre todo en metodología y materiales, de ahí que no podamos evaluar métodos de trabajo y marcajes en 2021, con documentos, experiencias, realizadas hace más de 60 años.